El hotel, construido en 1851,

e inscribe en la historia de la transformación de Paris por el Barón Haussmann en el siglo XIX y el auge de las tiendas vecinas en plena expansión. Le Printemps y las Galeries Lafayette en el Boulevard Haussmann fueron entonces concebidos de manera a que los clientes quedaran cautivados dando rienda suelta a las ganas de comprar desde la planta baja hasta la terraza en el techo.

Joseph Derossi, bis abuelo del propietario actual, fue el primero de la línea en dirigir el hotel, desde 1898. Lo llamaron  entonces “Le Grand Hôtel Suisse”. En aquella época, el nombre Derossi estaba escrito en la fachada y los cocheros dejaban a los clientes delante del hotel o del restaurante, sito en la planta baja. Fue en aquella época cuando nacieron los Grands Boulevards (de Capucine a République) que según se comentaba, nunca dormían: oficinas, comercios, cervecerías, teatros … la vida se inventó ahí hace más de un siglo. En su corazón, la place de Opera y el Café de la Paix, auténtica institución parisina. Los visitantes vienen del mundo entero para el placer de sentarse en terraza cerca del edificio de Ópera, obra maestra de Charles Garnier.

¡ En los años 20,

los automóviles tomaron el relevo y su hijo Gustave la releva ! Los años alegres llegan entonces a los Grands boulevards y a Montmartre. París es la capital de las Artes. El Charleston y el jazz llenan los cabarés. Hemingway, Miller, Fitzgerald dejan su huella en la vida parisina. Pero pronto la segunda guerra mundial llegó y fue Liliane, la esposa de Gustave, quien administró el hotel al morir su marido en 1939. ¡Después de la guerra, se llamó Hotel

Excelsior Opera, bonita palabra latina que lo valoraba alzándolo todavía más! Liliane siguió ocupándose del hotel hasta 1959 y su hijo Gerard, que trabajaba a su lado, le sucedió. El restaurante cerró definitivamente en 1971 y el Excelsior Ópera aprovechó las 30 gloriosas para modernizarse.

En 1993 François Derossi sucedió a su padre Gérard, siguiendo con la modernización del hall y de las habitaciones procediendo a profundas restructuraciones numéricas de la Casa centenaria, situación que de una manera general tendría influencia sobre el sector hotelero de los años 2000. De esta manera perpetuó la herencia familiar con su tradición de acogida y discreción que todavía siguen vigentes.

El Excelsior Ópera sigue siendo una dirección imprescindible en el barrio de Opera, siempre ritmado por una gran diversidad cultural. Museos, salas de espectáculos, teatros y cines se codean para la mayor felicidad de todos.